En la segunda temporada, la serie amplía su variedad de géneros y lleva la parodia todavía más lejos. Los capítulos juegan con formatos reconocidos: documentales de investigación absurdos, aventuras imposibles, relatos históricos deformados y ficciones televisivas que rompen sus propias reglas a cada minuto. El humor sigue siendo surrealista y gamberro, con situaciones delirantes y personajes estrafalarios. Es una temporada más ambiciosa, con historias aún más locas y un estilo más pulido en cada parodia.